miércoles, 12 de marzo de 2014

¿Existe el TDAH? (I)

El pasado domingo 8 de marzo, tuve la suerte de participar de nuevo  en el blog  Retrones y Hombres, en esta ocasión con un artículo sobre el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactivdad. El documento original que les envié era demasiado extenso para los criterios al uso de un periódico de difusión generalista como es eldiario.es. Por este motivo allí se apareció una versión breve del artículo que aquí comparto en su formato completo, pero dividido en dos post diferentes. Aquí va el primero
............................................

 Vídeo sobre la publicidad para la venta de fármacos para el tratamiento del TDAH
En psicología no es difícil defender al mismo tiempo y con la misma pasión una cosa y su contraria. Sin duda la visión dualista mente-cuerpo en la que crecemos en estas latitudes y en la que aprendemos a comprender(nos) y a construir nuestro mundo contribuye a  esta bipolaridad. Nuestra mirada vital tiene muchos puntos ciegos, la manera de preguntarnos y de (pre)ocuparnos por lo que nos pasa, por nuestras vidas y por nuestros problemas también nos limita en la búsqueda de otras explicaciones y soluciones. Esta vía no resuelta de entender las causas de lo “patológico” en relación a lo que quiera que sea la “salud mental” se observa en los debates sobre casi cualquier trastorno psicológico. Ahora,  enlazando con el artículo “¿Y los que no tomamos Focusin?”,  pondremos nuestra atención en el TDAH

En relación al mismo existe un encendido debate, a un extremo los que consideran que el TDAH es principalmente un trastorno neurobiológico producto de una anomalía en el equilibrio de ciertos  neurotransmisores. En las antípodas una visión contextual  que ponen el énfasis en variables biográficas, de aprendizaje y culturales. En medio  muchas posturas eclécticas, más inclinadas hacia un polo u otro según la última información de ciencia amarilla aparecida en los noticiarios o del último avance más o menos serio  que se haya leído.  A ninguno de ellos les sobran fuentes y referencias a estudios científicos de toda índole y diferente procedencia para apoyar sus afirmaciones. 

No se pretende en este artículo argumentar a favor o en contra de una u otra postura, simplemente tratamos de ofrecer aquí una serie de datos en relación al TDAH. No se ha de pensar, sin embargo,  en la ingenuidad de estos datos como algo completamente objetivo, simplemente se pretende destacar una serie de hechos  para que cada cual pueda exponer otros contrarios y sacar  sus propias conclusiones. Vaya por delante mi parcialidad ante este tema, soy partidario de una visión contextual y biográfica de cualquier trastorno psicológico antes que de una explicación química y mecanicista, pero esto es harina de otro costal y daría para un post diferente.  Con vuestro permiso, vamos al lío.

ALGUNOS DATOS
  • Según  la OMS se ha estimado que el TDAH afectaba tradicionalmente al 5,3% de la población infantil. Sin embargo en países como Estados Unidos en sólo dos décadas ha crecido muy significativamente el número de jóvenes diagnosticados, pasando de 600.000 en el año 1990 a 3.5 millones en el año 2012, afectando a un 15% de los estudiantes de instituto  (en España se estima una prevalencia entre el 5% y el 7% de los niños y adolescentes) 
  • Como ocurre con la mayoría de las condiciones psiquiátricas, no existe un test o prueba médica de ningún tipo que objetivamente señale  la existencia del TDAH, por lo que inevitablemente su diagnóstico está abierto a la interpretación de los pacientes, los padres, profesores y profesionales de la salud. Esto, entre otros factores, podría explicar las grandes diferencias que existen en la cantidad de personas diagnosticadas de TDAH  entre países e incluso entre profesionales de la salud de un mismo país.

  • Distintos grupos de investigadores  están trabajando para demostrar que se trata de un trastorno con un componente genético importante. Así un estudio publicado por Janssen, fabricantes de Concerta, afirmaba que “el TADH es un trastorno hereditario”, y esto a pesar de que los  estudios muestran que la mayoría de los padres de niños con TDAH no cumplen los criterios de dicho diagnóstico.
  • En algunas campañas publicitarias, se afirma, entre otras cosas, que los medicamentos con los que se pretende tratar a estos niños son benignos – “más seguros que las aspirinas”, dicen algunos-  y esto a pesar de que pueden tener efectos secundarios adversos.
  • Estas drogas están clasificadas por el gobierno de los Estados Unidos entre las sustancias de las que se hace un mayor abuso en medicina y su sobredosis puede causar problemas cardíacos y conducta psicótica,  insomnio, pérdida significativa de apetito, cambios de humor y alucinaciones.  La gran mayoría de los que consumen estas pastillas simplemente terminarán habituándose y no podrán “funcionar” un día normal sin ellas.
  • Los efectos adictivos y estimulantes de estos psicofármacos contribuye a su consumo “recreativo”, así se está constatando una tendencia en Estados Unidos en la que los mismos niños  a los que se han prescrito estos fármacos para mejorar su rendimiento escolar, llegados a la adolescencia los consumen como una droga recreativa, como si fuera cocaína o MDMA. 
  • Grupos de apoyo de pacientes de TDAH dicen que muchos padres se resisten a que sus hijos sean diagnosticados con este trastorno debido al estigma que puede suponer una enfermedad mental y los riesgos asociados a la medicación. Para combatir esta resistencia Psych Central, una red social americana de profesionales de la salud mental ha publicado la lista “Personajes Famosos con TDAH”, algunos de los personajes que se incluyen en estas listas son Thomas Edison, Abraham Lincoln, Galileo o Socrates.
  • Las compañías farmacéuticas hacen marketing de sus medicamentos directamente a padres, profesores y desde hace poco además directamente hacia los jóvenes. Shire, líder en Estados Unidos del mercado farmacéutico para este trastorno,  ha lanzado una campaña con 50.000 copias de un comic que intenta desmitificar el trastorno y donde aparecen superhéroes que dicen a los niños: “las medicinas pueden hacerte más fácil prestar atención y controlar tu comportamiento”.
  • El paso de la adolescencia a la edad adulta con un trastorno que se afirma que es de por vida y con un tratamiento que se afirma que no cura y que tan sólo permite paliar sus síntomas, asegurar casualmente un gran negocio de futuro para las empresas farmacéuticas.
  • Los beneficios de las compañías relacionados con este tipo de medicamentos estimulantes pasaron de 1,7 mil millones de dólares en el año 2002 a 9 mil millones de dólares una década después.
  • El segmento del Mercado que actualmente está experimentando un mayor crecimiento es el de adultos que nunca antes fueron diagnosticados. Cerca de 16 millones de recetas para tratar TDAH fueron prescritas en USA para personas entre 20 y 39 años en el 2012, casi tres veces más que las 5.6 millones que se recetaron solo cinco años antes.
  • Los adultos que buscan información sobre TDAH pueden encontrar breves test online que les “ayudaran” a sospechar con demasiada facilidad de que tal vez podría sufrir TDAH. Suelen ser test apoyados/financiados por compañías farmacéuticas pero en la que sus nombres se omiten o no son fáciles de encontrar. ¿Te atreves a realizar este?: Could you have A.D.H.D.? (son solo 6 preguntas muy rápidas)

Nota: Algunos de estos datos han sido extraídos de este artículo de The New York Times



1 comentario:

  1. Ya me he leído los comentarios en eldiario.es. Uf! que paciencia tienes, mira que mimo la conversación en los blogs (propios y ajenos) pero no sé si hubiera contestado a estos comentarios. No entiendo la manía de vomitar sin tratar de digerir. Si un tema no te interesa, pues ya no lees y si lo haces es por profundizar, no para comportarte estilo estadio de fútbol.

    Iba a poner este comentario allí pero casi que paso. Muy de acuerdo con esto que dices en tus respuestas:

    “Sean cuales sean las imágenes coloreadas del cerebro en funcionamiento de sus hijos, los padres necesitan saber qué hacer y cómo tener la serenidad y la tolerancia a la frustración necesaria para afrontar el reto de educar y convivir con un hijo que les plantea una serie de problemas. Para esto es mucho más útil dominar cuestiones relacionadas con la educación y el aprendizaje que con las neurociencias. Las primeras pueden contribuir con más probabilidad a darle responsabilidad y poder a los padres sobre la educación de sus hijos que la segunda”

    ResponderEliminar