viernes, 28 de marzo de 2014

¿Existe el TDAH? (replicas y comentarios)

A raíz del artículo ¿Existe el TDAH?, con el que tuve la suerte de colaborar en el blog "De Retrones y Hombres" de eldiario.es, se generaron distintas respuestas, a favor unas, en contra otras, de lo que se decía en el post, y algunas más criticando lo que no se había dicho en ninguna línea del artículo. En respuesta a esos comentarios participé en el debate tratando de afinar en algunas ideas y aportar otras nuevas. Lo más interesante es verlo en el contexto original, junto al resto de opiniones, pero debido a que quedó un comentario demasiado largo y está subido al foro en partes distintas, las vuelvo a juntar todas en una y lo comparto aquí como un "nuevo" post . De alguna manera viene a completar el artículo original que también se puede encontrar en dos entradas de este blog: aquí y aquí.
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Leo con interés todos los comentarios que el artículo va despertando. Ya sabemos que hablando se ent/ciende la gente y es normal que algunos lectores se puedan sentir molestos al tratarse de temas relacionados con experiencias vitales de niñxs, padres, docentes, profesionales,… Sea como sea y llegado este punto creo que es un buen momento para hacer algunas aclaraciones y responder algunos de los comentarios.

En primer lugar me gustaría aclarar que en el artículo no se pretende juzgar a nadie, tan sólo reflexionar en voz alta sobre algunos hechos que pueden parecer incongruentes y hacernos dudar de algunas cosas. En absoluto es un artículo en contra de ningún profesional de la salud (psicólogos psiquiatras, pediatras, neuropediatras – por cierto, no recuerdo haber hablado de “neuropediatras malvados” en ninguna línea del artículo-) tampoco pretendo criticar a los docentes y profesionales de la educación y menos aún culpabilizar de irresponsables o frívolos a las madres y padres que tienen que convivir educar y aprender día a día con un hijo que les plantea muchos retos y no pocas situaciones realmente difíciles de manejar. Vaya por delante mi respeto a todos ellos.
Entre todas estas personas (docentes, profesionales de la salud y padres)  encontraremos tanto aquellas que comparten esa visión más mecanicista -pensando que el tdah es una cuestión de bioquímica pura- como los que opinan que es algo con una raíz más interactiva y contextual.  Se me hace difícil imaginar que exista esta división entre profesionales de la salud, docentes o padres cuando se trata de enfermedades como la diabetes, la meningitis o la gripe A. Poner esto de manifiesto tiene la intención de hacer pensar sobre ello, no criticar a padres ni profesionales.

Al preguntar si existe el TDAH no se pretende negar que existan niños y niñas y adolescentes que son algo más que movidos, que tienen unos patrones de comportamiento que interfieren significativamente con su aprendizaje, su socialización, con su entorno y que presentan a sus padres y madres grandes retos de convivencia y educación. No se pretende tampoco en el artículo negar que los problemas y las dificultades y sufrimientos que el tdah pueden causar no sean hechos reales, lo que se pone en duda son los factores que lo configuran y por tanto la forma en la que se puede tratar con ellos. Tampoco se niegan los factores biológicos que pudieran estar implicados en este u otros problemas psicológicos, somos entes físicos y todo comportamiento tiene un correlato fisiológico. Sí se defiende de alguna manera que no existe esa relación lineal mecánica ni directa entre éstos factores biológicos y los problemas psicológicos. En definitva, no se niega tanto la existencia de estas realidades como la manera en que ésta se configura y se explica bajo el prisma exclusivamente biologicista.

Sin duda necesitamos química y biología para actuar, para ejecutar el más simple parpadeo, pero los correlatos fisiológicos y las neuroimágenes no implican necesariamente una relación de causa-efecto. Seguro que muchas de ellas son investigaciones y avances importantes que ayudarán en no pocas cosas. No se pretende poner en duda estas investigaciones, sino el uso “divulgativo” que se hace de estos avances. Es un nivel de análisis menos útil para su práctica cotidiana como padres. Sean cuales sean las imágenes coloreadas del cerebro en funcionamiento de sus hijos, los padres necesitan saber qué hacer y cómo tener la serenidad y la tolerancia a la frustración necesaria para afrontar el reto de educar y convivir con un hijo que les plantea una serie de problemas. Para esto es mucho más útil dominar cuestiones relacionadas con la educación y el aprendizaje que con las neurociencias. Las primeras pueden contribuir con más probabilidad a darle responsabilidad y poder a los padres sobre la educación de sus hijos que la segunda.

El test que se enlaza en el artículo no se pone como ejemplo de prueba válida para el diagnóstico, sino como ejemplo de las estrategias que siguen algunas farmacéuticas para hacernos pensar demasiado fácilmente en la posibilidad de padecer ese trastorno y por tanto consultar al profesional, y por tanto aumentar la probabilidad de nuevos diagnósticos (tal vez algunos de ellos correctos) y de nuevos clientes. Una simple estrategia de márketing.

Por otro lado, es obvio que debe ser el comportamiento de esos personajes célebres y no una prueba genética lo que les ha llevado a estar en la lista de personas famosas que han tenido TDAH. Sin embargo, qué tipo de registros existen de la vida (y en especial de la infancia) de algunos de ellos como Sócrates o Galileo. Lo siento pero a mí esto me parece poco serio. Aun teniendo algunos registros, qué pistas tenemos del entorno en el que vivía y crecían, y del efecto de su comportamiento en su ambiente. Los problemas psicológicos se definen como tales en función no solo de la aparición de unos comportamientos, también en función del contexto social y personal en el que ocurren. Y en caso de haber padecido realmente TDAH, no serían un buen apoyo a la causa de la primacía de la bioquímica en estos trastornos, ya que lograron ser excelentes en sus campos sin tomar ni un miligramo de metilfenidato.

Conozco muy de cerca el TDAH, no son pocos los niños y adolescentes con los que he trabajado en mi práctica clínica desde el año 1995. He conocido algunos de esos “alumnos movidos”, para los que el primer objetivo es quitar esa etiqueta de hiperactivo de la cabeza de padres y docentes. Pero también otros que presentan problema reales. En muchas ocasiones han sido niños que ya venían diagnosticados y medicados, en estos casos hemos trabajado con el propio niño con sus padres, con los profesores y con el psiquiatra, pediatra o médico que lo estaba tratando. Os aseguro que la relación y compenetración entre todos suele ser excelente. Estos enfados, insultos gratuitos y “piques” subidos de tono están en las plazas, los foros y los comentarios de los artículos; cuando se trata de trabajar, entre los profesionales suele primar la colaboración y el sentido común.

Gracias por haber leído el artículo y por vuestros comentarios.


Nota: La imagen es del cuadro "La muerte de Sócrates de Jacques" de Louis David, 1787

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