Hace
unas semanas Pablo Echenique proponía en el blog "de retrones y hombres" pensar
en voz alta sobre qué es eso que llamamos discapacidad, sobre las
características comunes que presentan las personas que conforman dicho
colectivo. Planteaba sus reflexiones abiertamente en tres artículos –aquí, aquí
y aquí- y animaba a los lectores a comentarlos con objeciones, críticas,
matices y otras ideas para construir esa necesaria definición. Como él mismo
avisaba no se trataba de una propuesta
terminológica, ni filosófica sobre modelos y concepciones de discapacidad, sino
algo mucho más pragmático, tan pragmático como intentar responder a estas
pregunta que él mismo señalaba: “¿Cómo decidimos quién pertenece al colectivo
y quién no? ¿Qué problemas del colectivo pretendemos
solucionar o mitigar? ¿Cuáles son las vías más apropiadas para
conseguir esto?”
Sin
duda el objetivo merece la pena el análisis, la primera de las preguntas es ya
de una gran relevancia y tiene implicaciones vitales inmediatas. Del hecho de que a una persona se le considere
que tiene o no discapacidad, y del grado que se le otorgue, dependerán no pocas
cosas relacionadas con todos las áreas de su vida (trabajo, supervivencia,
autonomía, dignidad, movilidad, ocio, salud, cultura, educación…)
Los
tres artículos de Pablo, los comentarios a cada una de las entradas y el
tratamiento que hace de estos comentarios el autor son un ejercicio serio y muy
bien articulado, que aporta no pocas ideas y que sin duda merece la pena leer
con tranquilidad. Aquí van algunas conclusiones personales a raíz de la lectura
que, a salto de mata pero con mucho interés, he hecho:
- En un universo tan diverso como el de la discapacidad, tradicionalmente estudiado y definido desde fuera, por individuos “normales”, las definiciones han limado demasiados matices importantes, es decir demasiadas vidas, sentimientos, experiencias, necesidades, realidades,…
- Me gusta el planteamiento, el proceso y las conclusiones con las que va conversando el autor. Implica una visión contextual de la discapacidad, se evita definir por la forma, por las capacidades (¿qué será eso de las capacidades?) que pudieran faltar, por lo que no se es.
- Parece que no existe otra característica que compartan todos los individuos que pudieran incluirse en este colectivo más allá de la situación de discriminación, de desventaja social o mejor, tal y como lo nombra Pablo, de injusticia funcional.
- Me quedo con ganas de más. Sin duda me parece que el autor hila muy fino y es muy útil el ejercicio de reflexión que se nos plantea para construir una nueva definición de discapacidad que ayude a responder preguntas y tomar decisiones como ¿quién tiene una discapacidad? ¿en qué grado? ¿qué le corresponde? Pero creo que para responder a estas preguntas tal vez no se necesite tanto (o al menos no sólo) una definición que homogenice, buscando factores comunes en las discapacidades, como una metodología que analice interacciones, observe y valore de manera contextualizada, que escuche a la persona, sus necesidades, su biografía y al entorno físico y social en el que le ha tocado vivir. La definición y reflexión de Pablo creo que tiene la virtud de apuntar desde otra perspectiva y de facilitar la reflexión ética y conceptual (ambas imprescindibles) y el desarrollo de una metodología diferente a la que actualmente se aplica.
- No conozco a fondo el método que actualmente se sigue, y tal vez esté siendo un poco osado, pero tengo la impresión de que a día de hoy siguen siendo sobre todo criterios económicos, topográficos, nomotéticos y médicos los que especialmente se barajan para calificar y tomar decisiones. Creo que debería haber un cambio y aplicar metodologías y procesos en los que se tengan en cuenta también criterios funcionales e ideográficos, en los que se valore a la persona en su contexto actual y biográfico. Tal vez también habría que redefinir el papel que juegan en este proceso de toma de decisiones los profesionales de los servicios sociales y de la salud, las personas con discapacidad, sus cuidadores, parejas,… y repensar las relaciones, los papeles que unos y otros juegan y las maneras de comunicarse y trabajar entre ellos.
Como siempre
los artículos de Pablo no nos dejan indiferentes, tiene una manera de "darnos la chapa", como él dice, inteligente y ágil. Lecturas imprescindibles.
Gracias y un
saludo, amigo.
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